LA MÁSCARA FA(S)CIAL: Un nuevo enfoque somatoemocional

Práctica Publicado el 25 abr. 2023

La tensión anormal de uno o más músculos cutáneos de la cara puede ser reveladora de una lesión osteopática de la cara, pero también de una perturbación emocional.

Partiendo de esta constatación, desde hace varios años nos hemos propuesto testar sistemáticamente el sistema músculoaponeurótico superficial del rostro y tratarlo según la metodología del Enlace Mecánico Osteopático (EMO).

Presentamos aquí por primera vez este nuevo enfoque de la máscara facial que incluye la dimensión somatoemocional de los músculos de la mímica.

 

Anatomía funcional de los músculos faciales

La envoltura facial es una estructura anatómica hecha de capas superpuestas. La máscara facial corresponde a las tres primeras capas: la piel, el tejido adiposo subcutáneo y el sistema músculoaponeurótico superficial (SMAS).[1]

Los músculos faciales presentan características anatómicas comunes:

  1. Unicidad de inervación: El nervio facial.

  2. Una inserción superficial subcutánea: Músculos cutáneos.

  3. Una inserción en la dermis profunda o una cara ósea.

Tienen dos funciones principales:

  1. Abrir o cerrar los orificios de la cara (músculos esfincterianos)

  2. Comunicar a través de las expresiones faciales (músculos de la mímica)

En el siglo XIX, Guillaume Benjamin Duchenne, médico neurólogo y fotógrafo francés, fue el primero en describir de manera individual los músculos de la cara y presentar su función como un lenguaje natural de las emociones[2]. Al mismo tiempo, Charles Darwin teoriza la expresión de las emociones como un sistema funcional para la supervivencia del organismo[3]. A partir de estas primeras observaciones, la descripción anatómica y funcional de los músculos cutáneos va a recibir una connotación emocional a veces pertinente, a veces un poco simplista o caprichosa. Así, el músculo corrugador de la ceja (ej. ceñir) se convierte en «el músculo del dolor», el músculo prócer (ej. piramidal) «el músculo de la amenaza», etc.[4]

Será necesario esperar al siglo siguiente con los trabajos de los psicólogos Paul Ekman y Wallace Friesen para establecer de una manera más rigurosa el vínculo entre las expresiones faciales y las emociones[5] y la puesta en evidencia de las emociones básicas llamadas «universales»[6] que ponen en juego una combinación particular de ciertos músculos de cutáneos.[7]

En nuestra práctica osteopática, trataremos de definir para cada músculo[8] qué expresión le caracteriza mejor, sabiendo que una emoción siempre pondrá en juego varios músculos de la mímica.

Hay que tener en cuenta que una crispación de los músculos cutáneos favorecerá la instalación de arrugas con pérdida de elasticidad del revestimiento de la piel y una cara marcada[9]. Estas arrugas de expresión, perpendiculares al eje del músculo cutáneo implicado, materializan las líneas tensoras de la dermis descritas por Langer[10]. Nuestra cara se modela así con el tiempo, con arrugas características de nuestros pensamientos y emociones[11].

 

 

[1] Leer sobre este tema el excelente artículo https://clemedicine.com/1-anatomie-de-la-face/

[2] «Cuando el alma está inquieta, el rostro humano vuelve a ser un cuadro vivo» G. B. Duchenne, De la electrificación localizada y de su aplicación a la fisiología, a la patología y a la terapia, 1862 http://www.item.ens.fr/articles-en-ligne/duchenne-de-boulogne-medecin-photographe-1806-1875/

[3] C. Darwin, «La expresión de las emociones en el hombre y en el animal», 1872.

[4] Sr. Daval, Compendio de Anatomía, 1881.

[5] Acerca de P. Ekman : https://www.eiagroup.fr/methodes/paul-ekman/a-propos-du-dr-ekman/

[6] Se habla de emoción universal si se expresa de la misma manera en el rostro de los seres humanos, cualquiera que sea su origen, su cultura o su educación. Según Ekman, las 7 emociones básicas son sorpresa, miedo, disgusto, ira, alegría, tristeza y desprecio.

[7] Ekman habla de unidad de acción (Action Unit) para describir un movimiento facial particular. Una expresión facial particular pondrá en marcha varias unidades de acción codificadas bajo el término de FACS (Facial Action Coding System)

[8] A diferencia de la clasificación de Ekman que enumera las acciones musculares y no cada músculo individualmente.

[9] Una cara arrugada y congelada constituye una buena señal de llamada para el testaje de la máscara facial.

[10] Líneas descritas en 1861 por el anatomista austriaco Karl Langer. Estas líneas de tensión situadas en la capa profunda de la dermis aseguran cierto tono a la piel. En cirugía, es deseable que las incisiones cutáneas se hagan paralelamente, y no transversalmente, a estas líneas para una mejor cicatrización.

[11] La observación de los rasgos faciales es además un arte ancestral taoísta (Mian Xiang) tradicionalmente utilizado para descifrar el carácter de una persona e identificar sus problemas de salud.

 

Las zonas reflejas del rostro

Así como existe una correlación significativa entre las tensiones musculares faciales y las emociones, también existe un juego de correspondencias entre las áreas faciales y los órganos. Estas relaciones, establecidas desde hace mucho tiempo por la medicina tradicional china, sirven de base para el diagnóstico (face mapping) y el tratamiento de una serie de trastornos funcionales en reflexoterapia facial (Dien Chan, shiatsu)[1]. En nuestra práctica osteopática, a menudo hemos observado una correspondencia entre la fijación de un músculo facial y algunas disfunciones viscerales. Este tema aún no se ha desarrollado...

 

[1] Estas correspondencias entre las zonas de la cara y los órganos siguen siendo desconocidas en la medicina osteopática. En la cara no hay puntos de Weihe, centros reflejos de Chapman o dermalgia de Jarricot.

 

El testaje de la máscara facial 

Durante más de 20 años, mediante el test de la dermis facial y la aponeurosis epidural, hemos sido capaces de identificar ciertas áreas de fijación y, al corregirlas, obtener resultados clínicos concluyentes[1]. El protocolo de test que aquí proponemos forma parte de nuestro examen osteopático general.

En la práctica, después de evaluar el cráneo y los nervios craneales, procedemos al test de tensión de cada músculo cutáneo[2] desde arriba (nivel superior) hacia abajo (nivel inferior). Este testaje de los 19 músculos de la cara requiere apenas unos minutos.

El contacto con el músculo considerado se realiza con la pulpa del dedo, manteniendo una presión moderada[3].

El test se realiza mediante una ligera tracción que va desde la inserción profunda del músculo hasta su terminación subcutánea, como si se quisiera estirar suavemente el músculo con la piel. El test se considera positivo si se percibe una resistencia a la tensión del músculo considerado (pérdida de elasticidad). Este test básico puede completarse con un palpar-rodar de la piel que, en caso de fijación, pondrá de manifiesto un engrosamiento del tejido dérmico con, a veces, una zona hiperestética percibida por el paciente como una sensación desagradable, incluso dolorosa[4].

Si se encuentran varias fijaciones faciales, el test de balanza inhibidora permite identificar la dominante que deberá tratarse con prioridad[5].

El recoil se realiza generalmente en el sentido del estiramiento del músculo,  de su inserción profunda hacia su terminación subcutánea[6]. En caso de palpar-rodar positivo, también se puede agarrar ligeramente y despegar la piel para aumentar la tensión del recoil.

 

[1] Leer al respecto Paul Chauffour, Eric Prat, «El Enlace Mecánico Osteopático, teoría y práctica» (capítulo Unidad de la dermis) en Ediciones Sully: LAS PUBLICACIONES DEL EMO

[2] Un total de 18 músculos cutáneos cada uno tiene un papel específico en las expresiones faciales. También se pueden añadir a esta lista otros músculos de la cabeza (músculo masetero, músculo temporal) que establecen una relación entre los huesos de la cara y del cráneo y participan en el juego de los músculos mímicos.

[3] La presión será siempre matizada: más ligera en la inserción subcutánea y un poco más inrensa en la inserción sobre la fascia profunda o el periostio del hueso.

[4] Comparando el lado fijo con el lado sano. Esta dermalgia, cuando está presente, desaparece prácticamente después del ajuste específico por recoil de la fijación.

[5] Donde integrar la dominante de los músculos faciales en el examen de la lesión total poniéndola en equilibrio con la dominante de las otras unidades funcionales (cráneo, nervios, visceral, etc). Véase a este respecto la metodología del EMO : DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA LESIÓN OSTEOPÁTICA SEGÛN EL MÉTODO DEL EMO

[6] A veces, en algunos casos de hipotonía, el músculo se abordará en dirección opuesta, como si se quisiera acortar (tonificación). En otros casos, especialmente en las secuelas de traumatismo o de cirugía, un enfoque transversal de las fibras musculares puede resultar más adecuado que la tracción para relajar la fijación facial. En la práctica, solo las pruebas analíticas permiten decidir con certeza en qué dirección orientar el recoil.

 

Se puede atribuir a cada músculo una «identidad» con una ficha descriptiva propia: descripción anatómica, función, correlación emocional, correspondencia orgánica.

 

Ejemplo: el músculo corrugador de la ceja

Etimología : del latín corrugare, « plegar, fruncir »

Latín : musculus corrugator supercilii. Español : ej. músculo superciliar.

Músculo pequeño par, carnoso, situado en la parte media de la ceja

Inserción profunda: nace por unos fascículos en el borde nasal del hueso frontal (pilar medial de la ceja).

Trayecto: forma una lengüeta carnosa, estrecha, bastante gruesa que se dirige hacia arriba y hacia fuera describiendo una ligera curva a la concavidad inferior.

Terminación subcutánea: termina en la parte posterior del músculo orbital del ojo en la parte media del arco de la ceja.

Innervación : rama temporal del nervio facial (VII).

Vascularisación : rama de la arteria oftálmica.

Función : acerca la cabeza de la ceja (entrecejos fruncidos)

Arruga vertical entre las cejas (arruga del león)

Test osteopático: contacto con la pulpa del pulgar del músculo corrugador ;  test en tracción lateral y ligeramente en dirección cefálica de la cabeza de la ceja con una pequeña circunducción del plano cutáneo para finalizar la puesta en tensión. Confirmación eventual de un test positivo por el palpar-rodar de la ceja.  

 

Test del músculo corrugador de la ceja

Correspondencias emocionales : preocupación, reflexión, inquietud.

Combinaciones faciales emocionales posibles :

- con el músculo elevador nasolabial: asco, aversión.

- con el músculo procerus, el músculo orbicular del ojo y el músculo orbicular de la boca: desconfianza, ira.

- con el músculo frontal (parte media), el músculo depresor del ángulo de la boca y el músculo mentoniano: sufrimiento, tristeza.

- con el músculo frontal, el músculo orbicular del ojo, el músculo risorio y el músculo platisma: miedo

.

                                                                                El músculo corrugador de la ceja en juego en varias expresiones de un bebé.

                                                                                                               Consciente: corrugador de las cejas.

                                                                                                Molesto: corrugador de las cejas y orbicular de la boca.

                                                                             Dolor: corrugador de las cejas, depresor del ángulo de la boca y mentoniano.

Correspondencia visceral : hígado, vesícula biliar y páncreas[1]

Tener en cuenta la correlación frecuente entre el exceso de preocupaciones o el exceso digestivo en las cefaleas[2].

 

[1] Según la medicina china, una arruga vertical corresponde, en el lado derecho, a una disfunción hepática y, en el lado izquierdo, a una disfunción pancreática.

[2] Debido a su efecto compresivo sobre la rama supratroclear del nervio oftálmico, el músculo corrugador de la ceja ofrece además un excelente punto gatillo para las cefaleas frontales.

 

Músculo corrugador y resaca

 

Clínica

En la práctica, hemos visto que la fijación facial no solo puede formar parte de la lesión total, sino que también puede ser primaria. Los principales resultados que hemos observado después del tratamiento de la fijación facial llevan esencialmente :

    - en el sistema nervioso, en particular en lo que se refiere al nervio trigémino (cefaleas) y al nervio vago (sueño y digestión)[1],

    - sobre el estrés con un claro alivio de las tensiones emocionales (ansiedad, miedo, ira, tristeza, etc.)

    - en el cráneo (sinusitis, fatiga ocular, disfunción temporomandibular, etc.) y en las cervicales (dolor y tensiones musculares del cuello y de los hombros),

    - sobre los motivos habituales de consulta del recién nacido (irritabilidad, llanto, regurgitación, trastornos cólicos, etc.)

    - tras secuelas de un traumatismo, parálisis facial, cirugía maxilofacial o cirugía estética facial.

 

[1] Recordemos aquí las numerosas anastomosis del nervio facial:

- el nervio trigémino (a través de las ramas terminales): sensibilidad de la cara

- ganglios uterinos y pterigopalatino (a través de los nervios petrosos): salivación de la glándula parótida
- el nervio vago: velo del paladar, faringe, laringe, epiglotis, informaciones gustativas
- el nervio glosofaríngeo: tercio posterior lingual (gusto), paladar, amígdala, nasofaríngeo, glándula parótida
- el nervio lingual (vía la cuerda del tímpano): 2/3 anteriores de la lengua (sensibilidad)
- el nervio auriculotemporal (en la parótida): sensibilidad del oído y sien
- el nervio accesorio y el plexo cervical (a través del meñique mayor y el nervio transverso del cuello): cuello y hombros

 

Algunos casos clínicos a modo de ejemplo

La Sra. R. M. consulta por lumbalgias leves. El examen osteopático muestra una fijación del músculo orbital (ORB) del ojo derecho que evoca un susto. La paciente relata entonces un accidente de coche de hace cinco años que, desde entonces, se traduce en un miedo irracional a conducir. Después del tratamiento osteopático de esta fijación, pudo recuperar el placer de conducir como antes y sin ningún temor.

 

La Sra. R. L ha sido sometida a un seguimiento regular de osteopatía durante muchos años debido a dolores crónicos e insomnio que nunca han encontrado una solución médica o alternativa. En una nueva consulta, añadimos al examen osteopático habitual un testing de la máscara facial con un tratamiento específico de los músculos corrugador de la ceja derecha y mentoniano izquierdo. ¡Para nuestra sorpresa, nos indica 4 meses después no tener más problemas de sueño desde esa última consulta!

 

Sra. T. C., 52 años, viene por un tratamiento antitabaco[1]. Gran fumadora desde hace más de 30 años y de un temperamento particularmente estresado, teme mucho la abstinencia. La primera consulta diagnostica una tensión en el músculo depresor del ángulo de la boca, derecho e izquierdo, así como el músculo masetero del lado derecho. Nos habla entonces de su bruxismo y de una abertura de boca limitada que le impide comer. Después de dos sesiones de tratamiento, deja de fumar, abre mejor la boca y rechina mucho menos los dientes.

 

La Sra. H. C., de 77 años, presenta un cuadro clínico complejo: dolores de todo el cuerpo, de las piernas, mal sueño, fatiga crónica, sofocos, etc. Ha consultado varias veces en osteopatía sin mejorar realmente. El examen según la metodología del EMO muestra una fijación del olecraneal derecho[2] y de la máscara facial. La tensión del músculo mentoniano izquierdo y frontal medial izquierdo evoca un fuerte sentimiento de tristeza, interrogamos a la paciente que nos habla entonces de la muerte brutal de su marido ocurrida hace 20 años. Como resultado del tratamiento, reporta una muy clara mejora de sus dolores y de su estado general: mejor sueño con mucho menos fatiga y sofocos.

 

[1] Leer sobre este sujeto TRATAMIENTO OSTEOPÁTICO ANTITABACO ComO parar de fumar rápidamente y fácilmente con el Enlace Mecánico Osteopático

[2] Leer sobre este sujeto EL CRÁNEO DE LA ULNA Una lesión osteopática somatoemocional particular

 

 

Apaciguar el rostro : un cuidado del cuerpo, del alma y del espíritu

Al liberar el rostro de sus crispaciones, el tratamiento osteopático tiene como efecto inmediato una relajación significativa de las tensiones emocionales subyacentes. A veces este cambio interpela al paciente y le lleva a hacer preguntas: «¿Qué habéis hecho? ». Una oportunidad para el terapeuta, evocando algunos términos como ira, miedo o tristeza, para hacer que la persona verbalice y ponga palabras a sus sensaciones[1]. Esto no deja de evocar la máscara facial de la que, como actores de comedia, nuestra persona[2] aflora.

 

[1] Aunque una escucha benévola de los sufrimientos de la persona acompaña necesariamente nuestros cuidados, el osteópata debe saber también permanecer en su ámbito de competencia y no querer «jugar al psicólogo».

[2] La palabra griega prosopon significa «lo que se presenta (pros) a la vista (ôps)», es decir, el rostro y, por extensión, la persona misma. La palabra de origen latino persona designaba así la máscara que llevaban los actores en el teatro.

 

Máscara de teatro griego e icono tradicional

Rostro atormentado y rostro apaciguado

 

Y cuando la máscara facial[1] cae, vemos entonces aparecer nuestro verdadero rostro, como un icono cuyos rasgos apaciguados[2] y transfigurados[3] reflejan, según la cita de A.T. Still, la imagen de Dios[4] :

 

"I love my fellow man because I see God in his face, and in his form." [5]

 

 

[1] La máscara de nuestra naturaleza caída y apasionada, la máscara social, la máscara de nuestras crispaciones emocionales que desfiguran nuestro verdadero rostro.

[2] Mateo Ricard, monje budista, ensayista y fotógrafo: «Rostro de paz» https://www.matthieuricard.org/books/visages-de-paix-terres-de-serenite

[3] En la iconografía cristiana bizantina, el acento está en la transparencia y la impasibilidad del rostro, camino hacia la contemplación de nuestra naturaleza transfigurada.

[4] «Dios dice: Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza» Génesis 1-26.

[5] «Amo a mi prójimo porque veo a Dios en su rostro y en su forma». Cita de A.T. Still, citada por G.V. Webster en su obra «Concerning Osteopathy», 1921. Leer también sobre este tema la memoria de nuestro colega Eric Delion,  «El lugar del rostro en la ciencia de la osteopatía», DU de filosofía en osteopatía 2022 y Jean-Marie Gueulette «La osteopatía, otra medicina», 2014.

 

Eric PRAT  DO

Si estás interesado en este nuevo enfoque,

aquí está el programa de la formación temática :

La máscara fa(s)cial