El síndrome del canal tarsiano

Clínica Publicado el 15 dic. 2022

El síndrome del canal tarsiano, menos frecuente y conocido que el del túnel carpiano, presenta una sintomatología igualmente dolorosa. Nuestra intervención local como complemento de un tratamiento general EMO puede traer, como para el túnel carpiano[1], muy buenos resultados.

 

[1] Leer sobre este sujeto Puntos clave del sistema nervioso periférico, P. Chauffour, E. Prat, J. Michaud, pp 129-129 et 208-209

Anatomía del canal tarsiano

El canal tarsiano está constituido, por su parte ligamentaria, por el retináculo de los flexores. Se inscribe en la continuidad del ligamento anular anterior del tarso, cuyas fibras transversales se vuelven oblicuas.

El retinaculum de los flexores se extiende oblicuamente desde el borde posterior y desde la parte superior del maléolo interno hasta la parte posterior e inferior de la cara media del calcáneo. En el canal así formado pasan, de adelante hacia atrás, las vainas para los músculos tibial posteriores, flexor común de los dedos y del largo flexor propio del dedo gordo. En un plano superficial entre estas dos últimas vainas, existe una cuarta para los vasos y nervios tibiales posteriores.

 

La sintomatología del canal tarsiano se traduce en un dolor del tobillo, del pie y a veces de los dedos del pie, causado por una compresión o una lesión del nervio tibial que inerva el talón y la planta del pie.

Los síntomas pueden incluir ardor o hormigueo al caminar o al usar ciertos zapatos que comprimen transversalmente el tobillo.

 

El tratamiento médico recomendado es una inyección de corticosteroides, ortesis y a veces cirugía para aliviar el dolor mediante la  descompresión  del nervio.

El tratamiento EMO propone aliviar a los pacientes con un método no invasivo, no doloroso y respetuoso de las estructuras en sufrimiento.

 

Caso clínico: un paciente se presenta en la clínica con una sensación de quemadura en el tobillo agravada por el uso de calzado de seguridad obligatorio en su trabajo. El tratamiento EMO permitió al paciente tener una clara disminución de su dolor a pesar del mantenimiento obligatorio de la tensión compresiva relacionada con el uso de calzado de seguridad. 

 

El tratamiento EMO nos permite, en la mayoría de los casos, aportar una solución de tratamiento simple y eficaz durante un síndrome del canal tarsiano.

 

Tratamiento osteopático EMO

En un primer momento, realizaremos un tratamiento general del paciente que permita un reequilibrio completo y obtener un primer impacto en la zona en lesión.

Los test de base del sistema nervioso periférico[1] permiten detectar una posible lesión osteopática del nervio tibial o de la arteria tibial posterior[2] pueden contribuir a la sintomatología de la parte medial del tobillo.
A continuación, tratamiento sintomático complementario (segmentación o focalización)[3] permite optimizar el tratamiento añadiendo una descompresión del retináculo de los flexores igual que para el síndrome del túnel carpiano.

 

 

[1] EMO 6

[2] EMO 5

[3] Enfoque sintomático de una región anatómica precisa que consiste en testar y tratar con recoil de forma jerarquizada las diferentes lesiones osteopáticas presentes.
La focalización se realiza bien en primera línea en los casos agudos (por ejemplo, focalización de un tobillo tras un esguince), bien como complemento del tratamiento general en los casos crónicos (por ejemplo, lumbalgia) o con un objetivo preciso (por ejemplo, focalización de la pelvis en preparación para el parto).

 

Técnica de descompresión del retináculo de los flexores

 

Test EMO de las estructuras satélites del canal tarsiano

La metodología EMO nos permite abordar diferentes estructuras interesantes, a menudo en lesión, y con impactos locales o generales muy variados.

La relación entre los puntos clave anatómicos del canal tarsiano y los puntos de acupuntura correspondientes es rica en enseñanza clínica.

Según la medicina tradicional china, los cuatro puntos que vamos a abordar pertenecen al meridiano del riñón (R) y constituyen lo que podría llamarse «el orbe energético» del canal tarsiano!

El orbe energético del canal tarsiano

La arteria tibial posterior (3R),  primera estructura que testamos al nivel del orbe del riñón, se encuentra en una depresión entre la punta del maléolo medial y el tendón calcáneo; ¡el pulso arterial es normalmente palpable en este lugar! 
Las indicaciones en acupuntura de este punto corresponden a los síntomas que se pueden encontrar en la persona anciana: lumbalgia, debilidad de las extremidades inferiores, sordera, tinnitus, trastornos del equilibrio, estreñimiento, micciones frecuentes.

La ausencia de pulso tibial[1] también debe alertar sobre una posible arteriopatía oclusiva de las extremidades inferiores.

 

En la parte posterior de la arteria, por encima de su inserción en el calcáneo vamos a testar el tendón calcáneo en su borde medial (4 R). En caso de lesión, la normalización de este punto puede proporcionar un alivio real en la tendinitis aquilea. Este punto de acupuntura está relacionado con los síntomas que componen la sensación de miedo: ansiedad, retraimiento, confusión mental, palpitaciones y disnea.

 

En la parte inferior del punto anterior, a la altura del borde superior interno del calcáneo, se encuentran las ramas calcáneas del nervio tibial (5 R) que luego se dividen para cubrir la cara interna de este hueso floreciendo en diferentes ramas. La principal indicación de este punto de acupuntura se refiere a los genitales como trastornos menstruales, prolapso uterino, hipertrofia prostática. Localmente este punto puede tener un impacto significativo en talalgias.

 

El último punto, correspondiente a la proyección del seno del tarso[2] (6 R), se encuentra en una depresión por debajo del borde inferior del maleolo medial, en el espacio articular entre el talus (astágalo) y el calcáneo. Contiene dos ligamentos  calcaneoastragalinos interóseos  (en verde en el diagrama de la izquierda).
Permiten aportar una buena congruencia articular. Es un punto clave tanto para el tratamiento de una lesión articular subtalar[3] como para el síndrome canal tarsiano.

El acceso al seno del tarso está situado delante del retináculo de los flexores bajo el maleolo interno y detrás del tubérculo del escafoides; el 6 R permite estar en proyección de los dos ligamentos citados anteriormente.

En la medicina china, la fijación de este punto puede tener repercusiones en el sueño (insomnio por la noche, somnolencia durante el día). También puede estar relacionado con trastornos genitales y ser localmente el origen de un conflicto del canal del tarso.

 

 

En el caso de que varios de estos puntos estuvieran lesionados, los test de balanza inhibidora nos permitirían fácilmente jerarquizar los puntos a tratar.
A continuación, podríamos terminar con una técnica de descompresión del retináculo de los flexores.

 

[1]  En la búsqueda de una arteriopatía incipiente, el pulso tibial posterior sigue siendo el mejor indicador, ya que el pulso del pedio se suprime en el 10% de los casos sin anomalías funcionales

[2] El seno de tarso es un canal óseo en forma de embudo entre el talus y el calcáneo. Su orificio medial, estrecho, se encuentra detrás del Sustentaculum Tali, mientras que su apertura lateral, más grande, se sitúa justo delante del maléolo externo.

[3] El síndrome del seno del tarso se manifiesta por un dolor profundo del dorso del pie con, en la mayoría de los casos, inestabilidad del tobillo. En un síndrome del seno tarso, a menudo encontramos un cierre del orificio medial (punto 6 R) y, a la inversa, una apertura (diastasis) del orificio lateral.

 

Tratado de anatomía humana, Léo Testut, Octave Doin et fils éditeurs, 1911

Conclusión

El tratamiento del canal tarsiano ayuda a corregir lesiones estructurales que pueden tener muchos síntomas invalidantes en los pies de nuestros pacientes.
Nuestra acción permite aportar una mejora estable y duradera en la mayoría de las personas que sufren de este síndrome, a menudo desconocido, evitando o retrasando una posible intervención quirúrgica, ¡pero no sólo eso!

Como hemos visto, las estructuras que abordamos poseen indicaciones tanto locales como generales con una multitud de otros síntomas que pueden ir mucho más allá de un problema de pie!

La osteopatía, a través del EMO y la integración del conocimiento de la medicina tradicional china, muestra una vez más que una lesión periférica puede ser la clave de síntomas mucho más generales en nuestros pacientes. De ahí la necesidad de examinar sistemáticamente el periférico en general y el pie en particular, en todos nuestros pacientes, incluso en ausencia de signos de clínicos locales.

 

¡No dejemos el periférico a la periferia  de la osteopatía![1]

 

[1] El Enlace Mecánico Osteopático teoría y práctica, Paul CHAUFFOUR, Eric PRAT.

 

Pierre Thibault De Beauregard DO