NUEVO ABORDAJE OSTEOPÁTICO DE LA ESCOLIOSIS

Clínica Publicado el 30 mar. 2021

Introducción

El Enlace Mecánico Osteopático (EMO)[1] es un método de diagnóstico y de tratamiento osteopático que se caracteriza por la utilización de tres técnicas particulares:

El test de puesta en tensión para un diagnóstico preciso de todas las lesiones osteopáticas del paciente (concepto de la lesión total). 

El test en balanza inhibidora para un diagnóstico jerarquizado de las diferentes lesiones encontradas (concepto de las lesiones dominantes y de la lesión primaria).

El recoil para un ajuste preciso de las lesiones a corregir (concepto del tratamiento específico). 

Estas tres técnicas, que las podríamos calificar como técnicas estructurales tisulares suaves, tienen la ventaja de ser a la vez eficaces y aplicables sin contraindicación a todas las estructuras del cuerpo humano: huesos y articulaciones, vísceras, arterias, nervios, etc.

Es absolutamente posible utilizar exclusivamente estas tres técnicas para un tratamiento osteopático completo o bien simplemente integrar estas tres técnicas en una practica habitual clásica.

El sujeto de este artículo, la escoliosis, presenta una de las numerosas aplicaciones clínicas del EMO, sabiendo que el método, por supuesto, no se limita al tratamiento de las desviaciones del raquis.

La escoliosis ilustra bien la necesidad de un enfoque a la vez global (examen sistemático) y específico (usando puntos precisos, a menudo poco o nada abordados en la osteopatía clásica).

 

 

 

[1] EMO ha sido conceptualizado en los años 1970-1980 por Paul Chauffour DO (F) y después desarrollado con la colaboración de Éric Prat DO (F) a partir de los años 1990 para convertirse hoy, gracias a todo un equipo de profesionales comprometidos, un método osteopático internacionalmente conocido.

 

Puntos clave de la escoliosis

La escoliosis idiopática[1] es una desviación de la columna vertebral que no se conoce teóricamente la causa. El planteamiento osteopático de la escoliosis que proponemos se basa en la búsqueda de una posible < lesión osteopática primitiva[2] >. Basándonos en nuestra experiencia y en ciertos resultados obtenidos, hay que estar atento a los puntos críticos siguientes[3].

 

1. Torsión de la cúpula craneal.

Una lesión en rotación horizontal de la cúpula del cráneo junto con una asimetría de la base del cráneo en sentido inverso puede generar un mecanismo de torsión del eje vertebral[4]. En la mayoría de casos, la calvaria presenta una protuberancia frontal derecha más avanzada que la izquierda[5] con posiblemente una plagiocefalia occipital posterior derecha asociada. Esta torsión de la cúpula craneal puede también acompañarse de una asimetría del encéfalo, el torque de Yakovlevian[6].

2. Desequilibrio vestibular.

Numerosos estudios posturográficos sugieren que una disfunción en la regulación, incluso mínima e infraclínica, del sistema vestibular postural podría estar implicada en la génesis de las escoliosis evolutivas. Desde un punto de vista osteopático, se puede constatar una asimetría posicional de los huesos pretrosos en la mayor parte de escoliosis [7]. En este caso, el tratamiento específico de las lesiones osteopáticas de la apófisis mastoide del hueso temporal y del hueso timpanal mejora de forma significativa el equilibrio postural del paciente.

 

3. Lesiones craneocervicales.

Las lesiones osteopáticas articulares y sobre todo intraóseas de las piezas de la unión craneocervical constituyen una causa esencial aunque insospechada de numerosas escoliosis. En el caso de una escoliosis torácica derecha, podemos describir el esquema fundamental siguiente: un occipital anterior e inferior a la derecha (en relación con el odontoide[8]), una translación derecha del atlas (con o sin rotación) y una torsión intraósea izquierda del axis.

Con el temporal y la unión craneocervical, hay que considerar igualmente el macizo facial. El hecho de que todos nuestros jóvenes pacientes con escoliosis utilicen también un aparato dental muestra bien que la asimetría de crecimiento afecta tanto al cráneo como al raquis. Con el riesgo potencial que, en ausencia de un seguimiento osteopático, las correcciones localmente impuestas al bloque maxilofacial por el tratamiento ortodóncico inducen, por compensación, un aumento de la escoliosis.

 

4. Torsión vertebral.

Una curvatura vertebral en el plano frontal presenta en sus dos extremidades una vértebra límite (la más inclinada) y en su parte superior una vértebra ápice (la más vertebral). La escoliosis se caracteriza por una rotación de vértebras que es mayor en la zona apical y que provoca a nivel torácico la aparición de una gibosidad (de prominencia costal) del lado convexo de la curvatura. Es importante aquí de distinguir bien dos mecanismos diferentes, la rotación y la torsión vertebral.

     - La rotación axial de la vértebra.

La vértebra apical sufre un movimiento de rotación que lleva el cuerpo vertebral a mirar al lado convexo. La espinosa de la vértebra está entonces lógicamente desviada del lado cóncavo.

     - La torsión intraósea de la vértebra.

La vértebra apical sufre un movimiento de torsión con el cuerpo vertebral que mira del lado convexo y la espinosa que gira del mismo lado (convexo). Para algunos autores, esto sería un << deslizamiento >> de la vértebra que, a partir de un cierto grado de rotación, se deformaría en torsión. Para otros autores esto sería una asimetría de crecimiento del cartílago neurocentral con cierre precoz del lado convexo. El crecimiento que sigue lado cóncavo induciría entonces un pedículo más largo (lado cóncavo) y empujaría la vértebra a deformarse en torsión[9].

El diagnóstico diferencial entre una rotación axial y una torsión se hace con los test analíticos :

- en la rotación vertebral, la apófisis espinosa está fijada del lado de la concavidad.

- en la torsión vertebral, la apófisis espinosa está fijada del lado de la convexidad.

El tratamiento con recoil de la torsión vertebral torácica se hace con un apoyo sobre la apófisis espinosa lado convexidad y un contraapoyo sobre el tubérculo posterior de la costilla correspondiente.

5. Deformación costal.

Nuestra reflexión sobre el rol posible de una lesión intraósea de la costilla en la génesis de las dimorfismos del tórax se basa en numerosas observaciones.

    - La gibosidad que caracteriza la escoliosis no es el simple hecho de una rotación de hemitórax sino también de una asimetría de crecimiento: la costilla lado convexo es más larga de 1 a 2 cm. Que su homóloga lado cóncavo[10].

     - La costilla del lado convexo está siempre más rígida que del lado cóncavo y presenta un test en compresión positivo (lesión de línea de fuerza intraósea).

    - La corrección de una línea de fuerza costal nos ha permitido muchas veces obtener una reducción significativa del ángulo de Cobb (en evidencia por control radiológico de la escoliosis antes/después).

Del lado de la gibosidad torácica, hay también que considerar dos lesiones osteopáticas frecuentemente asociadas: la diástasis de la punta del homóplato (escápula alada) y la tensión del nervio intercostal correspondiente.

6. Fijación del diafragma.

Una fijación asimétrica del diafragma (pilares, cúpulas o centro frénico) acompaña a menudo la escoliosis idiopática. El punto clave del diafragma situado en la 7º espacio intercostal[11], presenta por otra parte casi siempre un test positivo del lado de la gibosidad torácica. Es necesario señalar que, incluso si las fijaciones son frecuentes, las fijaciones del diafragma se presentan raramente primarias en la escoliosis. El equilibrio del diafragma guarda sin embargo todo su interés para finalizar el tratamiento osteopático y favorecer la buena integración de las correcciones que han sido realizadas.

 

7. Torsión intraósea coxal.

El hueso coxal es un hueso plano constituido por la fusión tardía de tres piezas óseas (iliaco, siquiera y pubbis) cuya unión (cartílago trirradiado) se localiza al nivel de acetábulo. El cierre del cartílago trirradiado se hace tardíamente, después de los 20 años. Antes de la pubertad, el hueso coxal se encuentra particularmente expuesto a lesiones intraóseas entre las tres piezas que lo constituyen[12]. Una deformación coxal puede entonces convertirse en el punto de partida de ciertas escoliosis, especialmente aquellas con una curvatura lumbar o torácica mayor. Estas lesiones intraóseas no tienen solución por medio de técnicas articulares (manipulaciones sacroilíacas), pero necesitan un tratamiento específico[13].

 

8. El filum terminal.

Una tensión excesiva del filum terminal puede inducir un aumento de la fuerza de tracción medular y, a lo largo del crecimiento, un aumento de las curvaturas vertebrales en el plano frontal[14] con reducción de la cifosis torácica en el plano sagital. Nuestras estadísticas dan cuenta de un filum terminal demasiado tenso y/o desviado en alrededor 30% de escoliosis idiopática. Sin ser necesariamente dominante, una lesión articular o intraósea del coccix acompaña aquella del filum terminal.

 

9. Diferencia de longitud de miembros inferiores.

Salimos aquí del marco estricto de la escoliosis idiopática para evocar las escoliosis que presentan un desequilibrio de la pelvis por desigualdad de longitud de miembros inferiores. La clave del tratamiento reside aquí en la detección precoz de una diferencia de longitud de piernas y el seguimiento osteopático regular de niños antes de la pubertad[15].

 

El tratamiento osteopático de la escoliosis que proponemos se aplica a todas las edades.

Entre los bebés, es necesario estar muy atento con las asimetrías del cráneo (plagiocefalia, tortícolis) y de la pelvis así como la posición << en coma >> del cuerpo. Estas asimetrías, si persisten, pueden evolucionar hacia una escoliosis.

Entre los niños, es necesario insistir no solamente en la detección de escoliosis sino también en el interés de un seguimiento preventivo. En caso debutante, el establecimiento precoz del tratamiento antes de la pubertad dará siempre la posibilidad de tener mejores resultados positivos.

Entre los adultos, no hay que subestimar los riesgos de degradación de una escoliosis con evolución del raquis lumbar hacia la cifosis y la dislocación rotatoria. Un seguimiento osteopático regular debe permitir reequilibrar el raquis (disminución de la desviación del eje occipital[16]), estabilizar la escoliosis y aliviar al paciente[17].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tratamiento osteopático:

 

Mastoide D. inferior

Timpanal D. inferior

C1 posterior Iz.

C0-C2 D

… y otras

 

6 consultas

en 2 años

 

 

 

 

 

 

07/03/2016

Chico, 12 años

 

Escoliosis

Torácica D 12,8°

Lumbar G 11,2

 

ATCD:

nacimiento con forceps

 

Sintomatología:

ortodoncia

lumbalgias

pirosis

 

15/03/2018

Chico, 14 años

 

Escoliosis corregida

 

Sin lumbalgias

Sin  pirosis

 

Para concluir esta exposición, recordemos que los factores responsables de una escoliosis pueden ser múltiples y variables de un paciente a otro. El planteamiento osteopático de la escoliosis necesita siempre para cada caso un examen general detallado y un tratamiento específico jerarquizado.

Además, el osteópata no debe nunca trabajar sólo sino en colaboración estrecha con los otros actores de la medicina física y ortopédica.

 

 

 

[1] Llamada también escoliosis primitiva o esencial.

[2] En cuyo cayo, la escoliosis ya no es primitiva.

[3] Esta lista de puntos clave no es exhaustiva. Otras lesiones osteopáticas, como el ligamento arterial, la aorta y ciertas fijaciones viscerales merecerían también figurar aquí.

[4] Hemos observado este fenómeno en el caso de una escoliosis juvenil severa donde nuestra intervención ha sido decisiva para la obtención del resultado (los diferentes corsés ortopédicos no habían dado ningun resultado antes la primera consulta osteopática). 

[5] En osteopatía craneal, esta torsión horizontal de la cúpula craneal pasa desgraciadamente desapercibida pues no entra en el campo de las disfunciones esfenobasilares clásicamente descritas.

[6] El diagnóstico diferencial entre una torsión craneal y un troque del encéfalo necesita un test en balance inhibidora muy particular.

[7] En el caso más frecuente, la escoliosis torácica con convexidad derecha, observamos habitualmente una mastoide izquierda más baja que la derecha con una torsión asimétrica entre el hueso timpanal derecho e izquierdo.

[8] Evocamos aquí no la articulación C0-C1 sino el centraje entre el occipital y la parte superior de la apófisis del odontoides (unión C0-C2).

[9] En todos los casos, da igual la causa de la torsión vertebral, el planteamiento osteopático es el mismo.

[10] Una simple cinta de costura permite verificar este hecho.

[11] Punto neuromuscular correspondiente al punto de acupuntura 46 (Ge Guan, puerta del diafragma).

[12] Estas lesiones intraóseas coxales pueden ser adquiridas desde el nacimiento (mala posición intrauterina) o en la infancia (traumatismo, caída sobre las nalgas).

[13] Es una de las razones por la cuál es necesario saber diferenciar bien por ejemplo un iliaco anterior articular (en relación con el sacro) de un iliaco anterior intraóseo (en relación con el isquion o el pubis). Para la corrección con recoil de las lesiones intraóseas del hueso coxal, los puntos de contacto sobre las piezas iliacas, isquáticas o púbicas están determinadas por los test específicos. 

[14] A la imagen de una cuerda demasiado corta que aumenta la curvatura de un arco.

[15] Este sujeto merece él sólo un artículo. En presencia de una diferencia de longitud de miembros inferiores o de una desviación en varo/valgo en los niños, el tratamiento osteopático consiste en regular el crecimiento del fémur y la tibia neutralizando las lesiones de líneas de fuerza intraóseas, estimulando el cartílago de crecimiento y normalizando la tensión de los nervios periféricos.

[16] El eje occipital está definido como la vertical pasando por la apófisis espinosa de C7 y el pliegue entre glúteos. Una desviación del eje occipital refleja un desequilibrio lateral del bloque superior (cabeza y raquis torácico) con respecto al bloque inferior (raquis lumbar y pelvis). Según nuestra experiencia, estas << escoliosis descentradas >> presentan entre los adultos un riesgo de agravación hacia la escoliosis degenerativa.

[17] Varios pacientes sufriendo de escoliosis severa han podido, gracias al tratamiento osteopático aquí propuesto, evitar una operación quirúrgica.

 

Eric Prat DO