EL ENLACE MECÁNICO OSTEOPÁTICO: EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS

Concepto Publicado el 1 abr. 2021

Estos últimos veinticinco años han sido ampliamente consagrados a la publicación de diferentes obras para hacer conocer el EMO. Al mismo tiempo, nuestra práctica clínica cotidiana y nuestro trabajo en la enseñanza nos han llevado hacia nuevas reflexiones. 

¿Cómo definir lo mejor posible la lesión osteopática?

¿Cuál es la diferencia entre lesión osteopática y lesión somática? 

¿Cuál es la diferencia entre una lesión activa y una lesión pasiva?

¿Cómo abordar lesiones atípicas y no descritas en osteopatía clásica?

¿Cómo conciliar un tratamiento general (la lesión total) y el tratamiento sintomático (el motivo de consulta)?

Con el tiempo y la experiencia, estas cuestiones han encontrado respuestas que han hecho progresar la teoría y la práctica del EMO. Incluso si es difícil de separarlas en el tiempo, se pueden distinguir varias etapas en la evolución del método.

Una revisión de la osteopatía clásica

Durante este primer periodo, hemos remplazado simplemente los test osteopáticos clásicos por los test de puesta en tensión y las manipulaciones articulares por el recoil. Hemos revisado de esta forma la osteopatía articular vertebral, torácica y periférica y después, con las mismas técnicas, la esfera visceral. Entonces, de la misma manera, hemos reconsiderado por completo todo el enfoque del cráneo[1]. Así como, manteniendo el mismo enfoque para todas las estructuras del cuerpo humano, se ha vuelto fácil de comparar y jerarquizar entre las lesiones osteopáticas, donde éstas se sitúen[2].

La técnica llamada « recoil », tal como la hemos desarrollado , se ha impuesto rápidamente como la prolongación natural del test en tensión para pasar directamente del diagnóstico al tratamiento de la lesión osteopática. Incluso si otras técnicas de corrección eran posibles, las ventajas del recoil[3] nos ha parecido tan evidentes que hemos optado rápidamente por su utilización exclusiva. Para aumentar la potencia de acción del recoil, hemos establecido diferentes fases de ejecución[4]: puesta en tensión lineal (traslación), puesta en tensión angular (rotación) y participación del paciente (respiración, mentalización, verbalización)

Durante todo este período, el retorno positivo de los pacientes nos ha reconfortado mucho. Aprecian la calidad del examen general, la pertinencia del diagnóstico obtenido, el confort del tratamiento y, digámoslo, los buenos resultados.

 

[1] En tanto que podríamos considerar el cráneo como reservado a las técnicas de escucha, el enfoque del EMO se asevera aquí extremadamente performante. En algunos minutos solamente es bastante posible diagnosticar y de tratar con precisión todas las lesiones craneales presentes en cualquier sujeto (tanto en el adulto comoen el recién nacido). Esta ganancia de tiempo permite integrar fácilmente el cráneo en el examen osteopático general de todos los pacientes sin aumentar la duración de la consulta.

[2] Inversamente, si utilizamos técnicas diferentes según qué examinemos, por ejemplo el cráneo, el raquis o el visceral, es más difícil de comparar entre ellas las lesiones encontradas. Con el EMO, el procedimiento de evaluación (el referencial) sigue siendo el mismo, sin problema para poner en balanza lesiones situadas en territorios diferentes y alejados.  

[3] Técnica simple que establece la naturaleza de la lesión osteopática a tratar, indoloro, sin contraindicación real y con un resultado inmediatamente perceptible por el paciente como el terapeuta. ¡¡El recoil no tiene prácticamente nada más que ventajas y ningún inconveniente!!

[4] Llamadas fases 1, 2, 3, etc. en nuestras obras precedentes.

Descubrimientos interesantes

Con el tiempo, el sentimiento de trabajo realizado se acompaña también de algunas insatisfacciones que empujan a ir más lejos. Ciertos errores, sobre todo de casos aparentemente simples, seguía poniendo preguntas. ¿Porqué un esguince de tobillo benigno no se recupera completamente después de un tratamiento bien hecho? ¿Porqué una vértebra puede aún estar bloqueada mientras todas las restricciones articulares han sido corregidas? ¿Porqué en ciertos casos una fijación del pericardio persiste a pesar los ajustes con el  recoil?  

De forma empírica[5], siempre con nuestros test de puesta en tensión, hemos buscado sin cesar respuestas a los diferentes problemas encontrados. Esta ha sido la época excitante del descubrimiento de lesiones osteopáticas desconocidas o, por lo menos, poco consideradas[6]: las líneas de fuerza intraóseas, las líneas epifisárias, la diástasis articular, la antelistesis vertebral, los dientes, el filum terminal, las arterias, el sistema nervioso periférico, el encéfalo, etc. Hemos podido así explorar nuevos dominios, ampliar el campo de acción de nuestra práctica y, de una forma general, obtener mejores resultados terapéuticos en numerosos casos. 

 

[5] En el sentido noble del término: que se apoya más en la experiencia y la observación que en el razonamiento teórico.

[6] Un período no terminado pues los terapeutas del EMO aportan siempre nuevas ideas que contribuyen aún a la evolución del método.

Una nueva metodología

Con el EMO, incluso utilizando nuestras propias técnicas, estamos aún más o menos bajo la influencia de modelos biomecánicos[1] y reglas médicas enseñadas clásicamente[2].  De este hecho, un cierto número de lesiones osteopáticas atípicas o improbables continúan a esquivar nuestro diagnóstico. Y de nuevas preguntas que se plantean. ¿Qué pasa con las leyes de Fryette en una persona mayor con escoliosis, osteoartritis y osteoporosis? ¿Qué pasa con la distensión ligamentaria o el alargamiento de un nervio periférico? ¿Qué pasa con la dilatación visceral? ¿Qué hay de una lesión osteopática en un punto de acupuntura? Etc.

 

La experiencia clínica nos ha liberado progresivamente de los modelos clásicos para desarrollar una nueva forma de análisis en todas las lesiones osteopáticas posibles existentes.

Se puede describir este método de diagnóstico en tres tiempos:

- El test global para identificar de una forma simple y reproductible todas las lesiones presentes en un paciente.

- Los test específicos para determinar con precisión el punto de bloqueo a tratar.

- Los test analíticos para orientar de forma óptima el ajuste (recopilar).

Este procedimiento original permite tratar de una forma < SIMPLEXE > todos los casos que se salen del marco de nuestros conocimientos en anatomía y en fisiología[3]. Es así posible abordar de la misma manera todas las lesiones osteopáticas imaginables: lesión articular o intraósea, una lesión muscular o tendinosa, lesión tisular traumática o postquirúrgica, lesión visceral, vascular o punto de acupuntura situado sobre un nervio periférico[4].

Paralelamente a esta evolución de nuestro protocolo de test, diferentes modalidades de recopilación han visto igualmente la luz. Entre el recoil estructural (puesta en tensión persistente para corregir posicionalmente una subluxación o una dismorfosis) y el recoil neumático (acción extremadamente ligera, al límite del contacto con la estructura), existe toda división posible. El terapéuta puede así, modulando sus gestos, adaptarse al paciente y tratar eficazmente cualquier tipo de lesión osteopática. Una forma bella de recuperar la simplicidad inicial de las técnicas de A. T. Still[5] para el que no había distinción entre el enfoque estructural y funcional.

 

 

[1] La disfunción somática, la restricción de movilidad, las leyes de Frayette, el movimiento respiratorio primario, el esquema de cadenas lesiónales, etc. Todos estos modelos tienen claramente una utilidad pedagógica, pero no deberían encerrarnos en un enfoque estandarizado de la osteopatía.

[2] No se trata de cuestionar la utilidad de una enseñanza medical de base, absolutamente necesaria en la formación inicial en osteopatía, pero saber ir más allá.  

[3] La noción de simplicidad, o el arte de saber < simplificar lo complejo >, se aplica aquí perfectamente a esta nueva forma de analizar el esquema de una estructura en lesión.

[4] Este proceder se desarrollará en detalle en cada uno de los capítulos que concierne (vertebral, periférico, craneal, vascular, neutral)

[5] Still preconizaba técnicas directas , pero suaves: A soft hand and a gentle move is the hand and head that get the desired result (A. T. Still, Autobiography, 1897). Era muy reservado en cuanto a las manipulaciones articulares: One man advise you  to pull all bones you attempt to set until they pop. That popping is no criterion!  (A. T. Still, Osteopathy Research and Practice, 1910).

Las perspectivas actuales

El EMO es un método abierto que continua siempre a ofrecer nuevas perspectivas.

En estos últimos años, hemos podido así sobrepasar por mucho el dominio de trastornos llamados funcionales para abordar con éxito patologías llamadas orgánicas: trastornos del ritmo cardiaco, hernia hiatal, listiasis biliar o renal, síndrome de piernas cansadas, retroversión del útero, endometriosis, ciertas infecciones (sinusitis, cistitis), ciertos trastornos  hormonales (hipotiroidismos, menopausia), etc.[1] Asimismo, todas las intervenciones ortopédicas o quirúrgicas que han podido ser evitadas gracias al tratamiento EMO testimonian aquí también las posibilidades de la osteopatía en las lesiones estructurales: plagiocefalia, tortícolis congénita, canal carpiano, periartritis escapulohumeral,  con lesión parcial de los tendones del manguito rodador, hernia discal, canal lumbar estrecho, escoliosis[2], dismorfosis de crecimiento (pectus carinatum/excavatum, desigualdad de longitud de miembros, genu varum/valgum, etc.), coxartrosis, gonartrosis, hallux valgus, síndrome de Morton, etc. y cuando la cirujía resulta necesaria, nuestra intervención permite a menudo prevenir o solucionar un cierto número de complicaciones postoperatorias; algodistrofia, cicatrices quelites, consecuencia a veces dolorosas de intervenciones quirúrgicas ortopédicas, herniorrafías, strippins, etc.

En otro dominio, gracias a un método original y muy específico del sistema vestíbular que hemos desarrollado recientemente, es posible tratar más eficazmente los desequilibrios posturales y mejorar así la duración de los resultados que conciernen a la mayoría de las afecciones musculoesqueléticas[3].

Técnicamente hablando, completando el tratamiento jerarquizado que queda por hacer, otros dos enfoques[4] han permitido ampliar nuestro campo de acción:

 

La regulación que consiste en tratar sistemáticamente todas las lesiones, activas o pasivas[5], de un sistema dado. Ej: regulación de los dos cerebros (encéfalo e intestino), regulación de los puntos clave del sistema nevioso (puntos mayores de acupuntura), regulación del sistema hormonal (arterias y glándulas endocrinas), regulación de la circulación de retorno (diafragma, sistema venoso y linfático),etc.

 

El tratamiento combinado que consiste en tratar juntas dos lesiones osteopáticas presentes en un paciente. Ej: ajuste de un punto neurálgico con una vértebra (conflicto discoradicular), ajuste de un punto del hueso temporal con C1 o C2 (equilibrio craneocervical)),  ajuste de una líneaepifisaria de un lado con una línea de fuerza del otro lado (regulación de la actividad del cartílago de crecimiento de una pieza ósea), ajuste de un punto aórtico con un órgano (normalización vascular y neurovegetativa), ajuste de una zona del encéfalo con otra zona en disfunción (reprogramación neural), etc. La elección de la combinación ganadora reposa a la vez en la realidad de las lesiones presentes en el paciente y la decisión del terapéuta de asociar tal lesión con tal otra. ¡El número de combinaciones siendo casi ilimitado, ofrece tanto éxito terapeutico posible! 

Paralelamente a todas estas perspectivas en osteopatía humana, hemos experimentado igualmente desde hace algunos años con éxito nuestras técnicas sobre el caballo y el perro. Hoy, cada vez más osteópatas equinos o caninos se interesan a este enfoque y, adaptando el examen general y el tratamiento jerarquizado del EMO a cada animal, obtienen resultados muy interesantes[6].

 

La osteopatía no se limita que a la atención de trastornos musculoesqueléticos. Con el EMO, el terapeuta posee los medios diagnósticos y terapéuticos para practicar una verdadera medicina osteopática. Sin querer sustituir a la medicina convencional y sabiendo colaborar con todos los actores de la salud, el enfoque osteopático que preconizamos porque no presenta contraindicaciones reales, puede inscribirse en cualquier tratamiento médico, no solamente curativo sino también preventivo e incluso paliativo.

 

[1] Por supuesto, la osteopatía no tiene la pretensión de tratar todo, sin embargo tiene, sin duda, mucha más posibilidades que donde algunos la quisieran encajonar.

[2] Leer el artículo « Nuevo enfoque osteopático de la escoliosis ».

[3] Después de un tratamiento osteopático, el paciente que guarda un desequilibrio postural tiene bastante riesgo de quedar o de recaer rápidamente en su esquema lesional. Se puede obtener una mejora significativa de la postura por el equilibrio osteopático del captor central - el sistema vestibular - sin pasar necesariamente por un ajuste de captores oculares, dentales o podales.

[4] El protocolo de estos dos enfoques, la regulación y el tratamiento combinado, se desarrollará en un próximo artículo.

[5] Lesión osteopática activa : fijación tisular con una perturbación neurológica asociada y, la mayoría de casos, una mecano sensibilidad creciente. Al test de puesta en tensión, la lesión activa presenta siempre una resistencia neta (bloqueo).

Lesión osteopática pasiva : fijación tisular con poca perturbación neurológica asociada. Al test de puesta en tensión, la lesión pasiva presenta una resistencia moderada (frenado). 

[6] Podemos constatar la eficacia del método cuando, a veces, después de un simple recoil sobre la pezuña, el caballo encuentra inmediatamente una mejor movilidad dorsal y una locomoción más fácil.

 

Eric Prat DO