El EMO es un método abierto que continua siempre a ofrecer nuevas perspectivas.
En estos últimos años, hemos podido así sobrepasar por mucho el dominio de trastornos llamados funcionales para abordar con éxito patologías llamadas orgánicas: trastornos del ritmo cardiaco, hernia hiatal, listiasis biliar o renal, síndrome de piernas cansadas, retroversión del útero, endometriosis, ciertas infecciones (sinusitis, cistitis), ciertos trastornos hormonales (hipotiroidismos, menopausia), etc.[1] Asimismo, todas las intervenciones ortopédicas o quirúrgicas que han podido ser evitadas gracias al tratamiento EMO testimonian aquí también las posibilidades de la osteopatía en las lesiones estructurales: plagiocefalia, tortícolis congénita, canal carpiano, periartritis escapulohumeral, con lesión parcial de los tendones del manguito rodador, hernia discal, canal lumbar estrecho, escoliosis[2], dismorfosis de crecimiento (pectus carinatum/excavatum, desigualdad de longitud de miembros, genu varum/valgum, etc.), coxartrosis, gonartrosis, hallux valgus, síndrome de Morton, etc. y cuando la cirujía resulta necesaria, nuestra intervención permite a menudo prevenir o solucionar un cierto número de complicaciones postoperatorias; algodistrofia, cicatrices quelites, consecuencia a veces dolorosas de intervenciones quirúrgicas ortopédicas, herniorrafías, strippins, etc.
En otro dominio, gracias a un método original y muy específico del sistema vestíbular que hemos desarrollado recientemente, es posible tratar más eficazmente los desequilibrios posturales y mejorar así la duración de los resultados que conciernen a la mayoría de las afecciones musculoesqueléticas[3].
Técnicamente hablando, completando el tratamiento jerarquizado que queda por hacer, otros dos enfoques[4] han permitido ampliar nuestro campo de acción:
La regulación que consiste en tratar sistemáticamente todas las lesiones, activas o pasivas[5], de un sistema dado. Ej: regulación de los dos cerebros (encéfalo e intestino), regulación de los puntos clave del sistema nevioso (puntos mayores de acupuntura), regulación del sistema hormonal (arterias y glándulas endocrinas), regulación de la circulación de retorno (diafragma, sistema venoso y linfático),etc.
El tratamiento combinado que consiste en tratar juntas dos lesiones osteopáticas presentes en un paciente. Ej: ajuste de un punto neurálgico con una vértebra (conflicto discoradicular), ajuste de un punto del hueso temporal con C1 o C2 (equilibrio craneocervical)), ajuste de una líneaepifisaria de un lado con una línea de fuerza del otro lado (regulación de la actividad del cartílago de crecimiento de una pieza ósea), ajuste de un punto aórtico con un órgano (normalización vascular y neurovegetativa), ajuste de una zona del encéfalo con otra zona en disfunción (reprogramación neural), etc. La elección de la combinación ganadora reposa a la vez en la realidad de las lesiones presentes en el paciente y la decisión del terapéuta de asociar tal lesión con tal otra. ¡El número de combinaciones siendo casi ilimitado, ofrece tanto éxito terapeutico posible!
Paralelamente a todas estas perspectivas en osteopatía humana, hemos experimentado igualmente desde hace algunos años con éxito nuestras técnicas sobre el caballo y el perro. Hoy, cada vez más osteópatas equinos o caninos se interesan a este enfoque y, adaptando el examen general y el tratamiento jerarquizado del EMO a cada animal, obtienen resultados muy interesantes[6].
La osteopatía no se limita que a la atención de trastornos musculoesqueléticos. Con el EMO, el terapeuta posee los medios diagnósticos y terapéuticos para practicar una verdadera medicina osteopática. Sin querer sustituir a la medicina convencional y sabiendo colaborar con todos los actores de la salud, el enfoque osteopático que preconizamos porque no presenta contraindicaciones reales, puede inscribirse en cualquier tratamiento médico, no solamente curativo sino también preventivo e incluso paliativo.
[1] Por supuesto, la osteopatía no tiene la pretensión de tratar todo, sin embargo tiene, sin duda, mucha más posibilidades que donde algunos la quisieran encajonar.
[2] Leer el artículo « Nuevo enfoque osteopático de la escoliosis ».
[3] Después de un tratamiento osteopático, el paciente que guarda un desequilibrio postural tiene bastante riesgo de quedar o de recaer rápidamente en su esquema lesional. Se puede obtener una mejora significativa de la postura por el equilibrio osteopático del captor central - el sistema vestibular - sin pasar necesariamente por un ajuste de captores oculares, dentales o podales.
[4] El protocolo de estos dos enfoques, la regulación y el tratamiento combinado, se desarrollará en un próximo artículo.
[5] Lesión osteopática activa : fijación tisular con una perturbación neurológica asociada y, la mayoría de casos, una mecano sensibilidad creciente. Al test de puesta en tensión, la lesión activa presenta siempre una resistencia neta (bloqueo).
Lesión osteopática pasiva : fijación tisular con poca perturbación neurológica asociada. Al test de puesta en tensión, la lesión pasiva presenta una resistencia moderada (frenado).
[6] Podemos constatar la eficacia del método cuando, a veces, después de un simple recoil sobre la pezuña, el caballo encuentra inmediatamente una mejor movilidad dorsal y una locomoción más fácil.