El síndrome de Piernas Inquietas (SPI)[1] genera sensaciones desagradables en las extremidades inferiores que se sienten principalmente por la tarde en reposo (forma temprana) o por la noche (forma avanzada). La persona describe manifestaciones de tipo impaciencia y hormigueo más o menos doloroso que requieren mover las piernas para ser aliviados. Estos síntomas afectan más a las mujeres y empeoran con el tiempo.
El SPI es una causa importante de trastornos del sueño[2],con frecuentes despertares, dificultad para volver a dormir y fatiga matutina.
Un estudio reciente pone de relieve el impacto del SPI en la salud mental y física de las personas afectadas, que van desde las molestias hasta las discapacidades graves. Así, en un grupo de 529 pacientes afectados, el 79 % sufría de insomnio, el 33 % presenta síntomas depresivos y el 28 % ideas suicidas.
[3]. Se estima que alrededor del 3% de la población se ve afectada de manera crónica, e incluso hasta el 7% de manera esporádica.
Las consecuencias del SPI pueden ser tanto más dramáticas cuanto que :
- los pacientes no hablan de ello[4],
- esta enfermedad sigue sin entenderse fisiopatológicamente[5]
- los tratamientos médicos propuestos para aliviar los síntomas son poco eficaces y, además, presentan efectos secundarios notables[6].
[1] El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) tiene varios nombres, como la enfermedad de Willis-Ekbom o la parestesia nocturna de las extremidades inferiores.
[2] En la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades-11, el SPI recibió su código en el marco de los trastornos del sueño relacionados con los movimientos: "7A80 - Síndrome de piernas inquietas".
[3] Frente al 8,3%, 5,5% y 9,5% respectivamente en el grupo de control no alcanzado. Leer: La carga mental del síndrome de piernas inquietas, publicado el 14/02/2022 https://www.inserm.fr/
[4] Muchas personas afectadas por el SPI tienen dificultades para describir sus síntomas o nunca han oído hablar de esta enfermedad.
[5] El SPI se considera actualmente un trastorno sensitivo-motor sin afectación circulatoria o neurodegenerativa. El cuerpo médico evoca un origen multifactorial con posible carencia de hierro, disfunción dopaminérgica, factores genéticos y medioambientales, etc.
[6] El tratamiento médico se basa sobre todo en antiparkinsonianos, incluso antiepilépticos u opioides para formas dolorosas. ¡Como señala el Dr Vidal, «no hay medicamentos para curar el síndrome de piernas inquietas»! https://www.vidal.fr/maladies/psychisme/syndrome-jambes-sans-repos-impatiences/traitements.html